Monumento conmemorativo del 75º aniversario del Dogma de la Asunción de María

Este monumento celebra el misterio de la Asunción de la Santísima Virgen, proclamado dogma hace 75 años, mediante una composición rica en simbolismo y belleza. 

En el centro se encuentra Nuestra Señora Mediadora de la Salvación, titular de nuestra corporación, emergiendo del sepulcro abierto —cuya tapa descansa en la parte trasera como signo de la victoria sobre la muerte— sobre una nube blanca que simboliza su tránsito glorioso desde la tierra hacia el cielo. De este sepulcro brotan flores que evocan la pureza y la vida nueva que acompaña este momento.

La Virgen asciende escoltada por ángeles en actitud de júbilo y veneración, que la conducen hacia la gloria celestial. Esta gloria está representada por un arco floral que se alza como la puerta del cielo, coronando la escena con tonos blancos y verdes, signo de eternidad y pureza. 

A ambos lados del conjunto se disponen doce candeleros, cada uno con una representación alusiva a los doce apóstoles, quienes según la tradición fueron testigos de su dormición y acompañaron espiritualmente su asunción. Esta simetría aporta solemnidad y refuerza la conexión con la Iglesia apostólica.

En la parte superior, la escena anticipa el destino glorioso de María: su trono celestial, adornado con los atributos reales —corona y cetro— que la proclaman Reina de cielos y tierra. Desde allí, situada a la derecha de su Hijo, ejerce su misión como Mediadora ante Él de nuestra Salvación y Esperanza de todos los creyentes. 

El fondo celeste, evocando el firmamento, y la cuidada disposición de flores y elementos litúrgicos completan un conjunto que no solo es estético, sino profundamente catequético, invitando a contemplar el misterio y renovar la fe en la promesa de vida eterna que nos ofrece el Redentor.